Comenzamos en el 2015, realizando un diagnóstico nutricional para una escuela rural, en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Carpuela. El objetivo del trabajo en el valle del  Chota fue evaluar el desarrollo físico y nutricional de los niños que participaban en una escuela especializada en fútbol “Escuela Juventud Independiente“. A medida que el proyecto se fue desarrollando, nos llegó una carta de agradecimiento de una madre de familia, contándonos que su hijo había recuperado su confianza y autoestima a través del deporte y mejores hábitos “se sentía más flaco y más conforme con sí mismo“. Fue ahí donde entendimos que la nutrición y el deporte eran herramientas un tanto más poderosas de lo que pensamos. En 10 proyectos a lo largo de estos 9 años, hemos aprendido que el desarrollo de estilos de vida saludables, basados en el deporte y en salud integral pueden influir en el desarrollo positivo de comunidades, previniendo consumo de drogas, alcohol, pandillas y violencia intrafamiliar, así como violencia de género. La motivación que un proceso deportivo genera, es la chispa que necesitamos para lograr cambios comportamentales. Seguimos evolucionando y aprendiendo.